Este medio de transporte
revolucionario que nació en Inglaterra en la segunda década del siglo XIX, va a
llegar a territorio argentino en la mitad del mismo siglo gracias a la llamada
Sociedad del Camino de
Hierro de Buenos Aires al Oeste, la cual fue conformada por capitales
nacionales. Esta sociedad se presenta en 1853 ante el gobierno de la Provincia
de Buenos Aires con la intención de obtener la concesión para la construcción
de un camino de hierro por donde circulen locomotoras a vapor arrastrando
coches de pasajeros y vagones de carga para prestar un servicio público. Al año
siguiente se sanciona la Ley y tres días después se autoriza la construcción
del ferrocarril al Oeste. En esta ley se encuentran los preceptos fundamentales
que han servido de base a las posteriores como la donación de tierras públicas,
la libre introducción de útiles y la liberación de los impuestos. Seis meses después
de la autorización, la Sociedad presenta ante el ejecutivo los planos de la
primera Estación de trenes y el trayecto por el cual circularía el futuro
ferrocarril.
La Primera Estación de trenes fue la Estación del
Parque, ubicada en dónde actualmente se encuentra el Teatro Colón y, con un
recorrido de 10 kilómetros, llegaba hasta Estación La Floresta. El ferroviario
e historiador entrerriano, Carlos Waigandt, cuenta en su libro “F.C. Central
Entre-Riano Vía Libre hacia la historia” que este servicio contaba con tres
trenes diarios de ida y vuelta con un valor de 10 Pesos papel moneda de ese
entonces para el pasaje en primera clase y de 5 Pesos en segunda clase y que
los coches eran descubiertos.
Este primer viaje oficial en tren no estuvo exento
de inconvenientes. Entre sus anécdotas están las de haber estado a último
momento, a punto de cambiar la tracción a vapor por la tracción a sangre
porque, al parecer, las acciones no habían respondido a las esperanzas
cifradas, porque al ser este proyecto nuevo y desconocido, los inversionistas
pensaban que iba a ser algo difícil de sostenerse, pero finalmente decidieron
asumir el riesgo.
Otro de los imprevistos fueron las lluvias torrenciales
del verano de 1857 que provocó derrumbes en los terraplenes generando
inconvenientes que llevaron a la suspensión de la inauguración planificada para
el 1° de enero de ese año. Recién para comienzos de agosto la línea, por fin,
quedó terminada y las crónicas cuentan que se decidió hacer un viaje
experimental conducido por la locomotora “La Porteña” arrastrando un Coche
encomienda y otro de pasajeros, en el cual viajaban, entre otros, Bartolomé
Mitre, Vélez Sarfield, Obligado, Zapiola, Lavallol, Miró, Moreno y Valentín
Alsina. El viaje de ida se realizó sin ningún contratiempo, pero en el de
regreso, el maquinista, que era el inglés John Alian, a pedido de los pasajeros
imprimió mayor velocidad y puso la locomotora a andar a 40 kilómetros por hora,
lo que para aquel entonces era una velocidad formidable. Todo iba bien hasta
que, a mitad de camino, y sobre un terraplén, la locomotora descarriló y
recorrió sobre los durmientes rompiendo alrededor de 80 metros de vía. El coche
de pasajeros quedó semi tumbado y sus ocupantes recibieron heridas leves. Luego
del accidente, el 27 de agosto, se realizó otro ensayo que resultó todo un
éxito y por esa razón se decidió que el día 29 de agosto se hiciera el viaje
inaugural con las bendiciones del obispo de Buenos Aires, Monseñor Escalada,
bautizando a las locomotoras compradas a E.B. Wilson de Leeds (Inglaterra) con
los nombres de “La Porteña” y “La Argentina”. Todo ese día fue una gran fiesta
acompañada de bandas militares y mucho público en ambas Estaciones, Del Parque
y La Floresta.
Llegamos entonces al día del primer Servicio Oficial,
el domingo 30 de agosto, quedó librado al servicio público de trenes entre
Estación Del Parque y Estación La Floresta. Se comenzó con dos servicios
diarios y se agregó a fin de año un servicio nocturno informando al público que
dicho servicio se prestaba siempre y cuando hubiera luna llena y la noche
estuviera despejada, modalidad dejada de lado cuando se incorporaron los
faroles a las locomotoras.
Así comenzaron a funcionar los ferrocarriles en Argentina y nueve años después se instalará el ferrocarril en Entre Ríos, pero a Gualeguaychú llegará recién en 1889.
Información obtenida del Archivo y de la Biblioteca ferroviaria del Museo Ferroviario de Gualeguaychú.
Museo Ferroviario Gualeguaychú
El Museo Ferroviario de Gualeguaychú está emplazado en
el Parque de la Estación
Calles: Maestra Piccini y
Maipú
Teléfono: (03446)
437034
Correo electrónico: mferroviario@gualeguaychu.gov.ar
– parqueestacion1984@gmail.com
Ig: @museoferroviariogchu
Fb: Museo Ferroviario
Gualeguaychú
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Dardo Campoamor, 29 de Agosto de 2019
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